jueves, 14 de mayo de 2009

LEER EN TIEMPOS MODERNOS

El siguiente artículo es un apéndice que forma parte de La lectura en España-Informe 2008- Leer para aprender, realizado por la Federación de Gremios de Editores de España, en colaboración con la Fundación Germán Sánchez Ruiperez, en su parte II. La voz de los lectores- Leer en tiempos modernos, por Jesús Contreras, catedrático de Antropología Social en la Universidad de Barcelona.




“LEER EN TIEMPOS MODERNOS”:
ADOLESCENTES Y JÓVENES PROFESIONALES FRENTE A LA LECTURA
Jesús Contreras



A. “Sería mejor prohibir leer que obligar”: Los adolescentes y las lecturas escolares
En pocos aspectos hemos registrado una unanimidad tan grande como la manifestada por los adolescentes en relación a:

a) Identificar el “leer” y la “lectura” con las llamadas “lecturas obligatorias” propias de algunas de sus tareas escolares y asociadas a obras de la literatura en general o al género de la narrativa en particular hasta el punto de que, por ejemplo, los “libros de texto” no son considerados ‘lectura’.
- [Los libros de texto ¿los consideráis lectura?]
- “No. Los libros de texto no son lectura. Lectura son los libros que te suelen mandar, en Lengua, a lo largo del trimestre”.
- “Eso es lo obligatorio, lo tiene que leer todo el mundo”.
En función de esa misma identificación entre leer y lectura con las lecturas obligatorias escolares, algunos, bastantes, adolescentes declaran que “no me gusta leer” y otros dicen, también, que “leer es aburrido”.
- “No me gusta leer. Es aburrido y está ligado al cole”.
- “Lo que leo es lo que me obligan. Es aburrido pues es lo del colegio”.
- “Es aburrido lo que está relacionado con el colegio, lo que es obligatorio”.
- “Nos mandan literatura antigua de esa... libros antiguos y no me gusta leer”.
- “Son muy aburridos todos... porque quieren una gente que siempre les guste lo mismo, que piensen lo mismo todos”.
- “Las lecturas que son obligadas yo creo que son un poco más tediosas...”.
- “Normalmente, son libros que no te gustan… porque son obligados. Son muy antiguos y son un coñazo”.

b) Rechazar dichas lecturas por ser, precisamente, ‘obligatorias’. Además, esa obligatoriedad entraña otras condiciones negativas para la lectura como, por ejemplo, leer pensando que tienes que “memorizar” y que “después, te tienes que examinar”.
- “Es muy diferente leer de una forma voluntaria a leer de una forma en que tienes que memorizar. Es que estás pensando cuáles son los datos que me tengo que acordar para ponerlo en el examen o para después hacer un esquema o un resumen”.
- “...si los leyeras porque tu quieres … pero si te obligan…¡ay, qué palo! porque luego tienes que hacer un trabajo de este libro… Entonces, se te acaban las ganas y lo que haces, en vez de leértelo, es buscar un trabajo que ya esté hecho por Internet y…copiarlo”.
- “En el instituto, nos mandaron Las preguntas de la vida y yo lo leí. Cuando lo leí porque tenía que hacer el trabajo lo pasé fatal… no me gustó nada. No te gusta por la presión, porque tienes que leerlo en una semana y tienes que hacer el trabajo”.
Los recuerdos de los profesionales entrevistados confirman este carácter negativo de la obligatoriedad de las lecturas escolares. De algunas de sus declaraciones, se desprenden actitudes muy negativas hacia la lectura, al menos para la lectura de aquellos géneros que mayoritariamente se identificaron con las lecturas “obligatorias” escolares.
- “En el colegio, me mandaban unos libros que eran horrorosos. No me gustaban nada. O sea, no me hacían tener amor a las novelas porque nos hacían leer cosas que, lo que comentábamos nosotros, eran un rollo y, claro, eran obligatorias y tenías que hacer un resumen”.
- “A mucha gente no le gusta leer. Es lo de siempre. A mí me obligaron a leer el Quijote en el cole. No me gustó. Me obligaron y ya no he vuelto a leer nada”.
(Profesional) [Las cursivas son mías].
El rechazo de las “lecturas obligatorias” es tan grande y unánime que, también, existe cierto consenso en afirmar que si “las lecturas” no fueran obligatorias se leería más.
- [¿Leeríais más si no os obligaran?] “Yo sí. A mí me gusta la lectura”.
- “Es posible... Todo el mundo leería más”.
- [¿Hacer de la lectura una obligación es perjudicial?] “Sería mejor hacer psicología inversa: prohibido leer libros”.
Además, los adolescentes tienen todos ellos (los entrevistados) la sensación de que, durante el curso, estudian durante todo el día y, por tanto, carecen de tiempo para dedicarse a sus amigos y a sus gustos. Dicen estar sentados ocho horas diarias recibiendo información y “leyendo literatura” por obligación. Están cansados de leer y estudiar. Por ello, mientras que para algunos de los profesionales, las vacaciones o el tiempo libre, dicen, poder y/o querer aprovecharlo para leer, para los adolescentes, las vacaciones (también los fines de semana) son para salir con sus amigos. Son un tiempo de “relax” y un período en el que parece faltarles tiempo para satisfacer sus intereses o sus gustos. Por otra parte, el estudio los consideran tan absorbente que, incluso, aquellos adolescentes que dicen “leer bastante” ven los estudios incompatibles con la lectura.
- “Leo de todo. Si veo algo que me gusta me lo cojo. Yo suelo leer bastante pero, ahora, casi nada, por los estudios”.
- “[Leyendo] se te pasan las horas siempre… Capítulos, capítulos… Y, si después te pones a estudiar, no te enteras de nada o lo relacionas con el libro que estas leyendo. A mí me ha pasado”.
- “Se debería leer más pero es que, acabas de estudiar, y no tienes ni pizca de ganas de ponerte a leer un libro”.
Así, a pesar de la “obligatoriedad” de la que tanto se lamentan los adolescentes, muchos declaran no leer nada, ni siquiera las lecturas obligatorias.
- “Hay gente que no lee. No lee ni aunque les obliguen leer”.
- “No me gusta nada leer pero sí que me obligan a leer los libros del cole... aunque siempre acabo leyendo el resumen y no me los acabo por que no me gusta”.
El convencimiento de que las lecturas obligatorias son y han de ser aburridas explica que, en ocasiones, constituya una “sorpresa” que alguna de esas lecturas pueda resultar “interesante”.
- “Hace poco tuve que leer La verdad sobre el caso Savolta y me gustó muchísimo. Me pareció muy buena y me he interesado por el autor y he empezado a leer cosas nuevas de Eduardo Mendoza”.

- “Hay libros que te pueden sorprender. Libros antiguos que te has estudiado en literatura a lo largo de los años y que te mandan a lo mejor estudiar un día. Te sorprendes que no son tan aburridos o tan pesados como parecían que eran”.


B. “En vacaciones leo menos y sociabilizo más”: por una ecología de la lectura
En “La lectura y sus circunstancias” [Contreras, 2002] ya pusimos de manifiesto como el ciclo semanal (días laborales y fin de semana) y los ciclos estacional y anual, así como otros muchos factores propios de la cotidianidad y de los estilos de vida incidían en la lectura de todos los colectivos de diversas formas y por diferentes razones. Existen numerosos y muy diversos condicionantes de la lectura y de la no-lectura. Y estos condicionantes, al margen de un factor determinante como pueda ser el gusto o no por la lectura, pueden incidir en muy diferente grado en las personas de acuerdo a particularidades de carácter individual. Así, por ejemplo, el tipo de transporte empleado para los desplazamientos y la duración de los trayectos puede, en algunos casos, ser un factor decisivo para leer más o menos.
- “Mi mujer devora los libros. Tiene mucho trayecto en metro. Pero yo voy caminando al trabajo”.
- “En el metro y el autobús, leo muy poco porque no me da tiempo, porque no me gusta, no me crea el clima para leer. Prefiero ir escuchando música o leyendo el 20 minutos que he cogido en la parada del bus”.
- “Hubo una época que leía más... Igual, también, porque tenía más tiempo y a mí el viajar en metro me ayudó mucho a coger el hábito de lectura”.
- “Cuando trabajaba en Barcelona, venía en tren y ¡vamos! devoraba libros y, ahora, desde que conduzco, es que apenas leo”.
(Profesionales).
- “¿En el tiempo libre qué leo? Pues poco. Si, a lo mejor, voy en transporte público, pues voy leyendo algo. Si no, pues, nada” (Hombre, adolescente).
Hasta tal punto, el medio de transporte puede estar relacionado con la lectura que, en casos extremos, la lectura puede llegar a “determinar” el tipo de transporte elegido.
- “Yo he venido en metro, cuando normalmente voy en coche a todos lados, para poder acabarme el libro que estaba leyendo” (Hombre, profesional).
¿Se necesitan unas condiciones ambientales precisas para leer: postura, lugar, luz, formatos, silencio, como relax previo al sueño...? Sí y no. Sí, para unos y no, para otros. Sí, para un tipo de lectura y no, para otro tipo de lectura. Por ejemplo, hay quien dice que para leer “una cosa ‘normal’ (no un libro) me da igual que haya gente” pero que “para leer ‘en condiciones’ (un libro), necesito un entorno, silencio, tranquilidad”. Leer una cosa “normal” es un concepto que se repite. Una cosa “normal” son las revistas, la prensa, la publicidad... y para ese tipo de lectura no parece exigirse condiciones especiales. Se puede leer “aunque haya gente”, por ejemplo. Una vez más, no aparecen reglas más o menos precisas y la variedad de exigencias o de preferencias se manifiesta tanto entre los adolescentes como entre los profesionales, entre los hombres y las mujeres... Por ejemplo, para leer por la noche...
- “Hay momentos mejores para leer, de mayor relajación, sobre todo cuando vas a la cama... Es cuando te quieres relajar y te apetece leer”.
- “Si no leyera esos blogs yo creo que no me acostaría tranquilo”.
(Profesionales).
- “Cuando suelo leer es por las noches. Por las noches es cuando estás más cansado y pienso… leo un poco, me relajo y voy a dormir”.
- “S leer el fin de semana por las noches. Prefiero leer un libro por las noches que por la tarde… Por la tarde, parece que me duermen. Por la noche, como ya estoy yo medio dormido pues ¡ala!
(Adolescentes).
... o no leer por la noche.
- “Necesito mucho tiempo para leer. No me gusta leer antes de dormir. Necesito tener una hora o dos por delante para que me apetezca leer”.
- “Por las noches, no me gusta leer, porque es que me duermo”.
(Profesionales).
- “Por la noche, cuando me voy a la cama, me estiro y ya me duermo, me entra el sueño”.
- “Normalmente, cuando me voy a la cama, es cuando estoy ya que no puedo más. Siempre, antes de acostarme, me pongo a ver la tele. Cuando estoy ya que me caigo pues entonces me voy a la cama”.
(Adolescentes).
Invierno o verano, calor o frío, a decir de algunas de las personas entrevistadas, también son factores que pueden condicionar la lectura, aunque unas mismas condiciones pueden influir en sentido contrario a unos y a otros.
- “Reconozco que me da pereza empezar. A veces me cuesta. Por ejemplo, en invierno me cuesta horrores”.
- “A mí, al revés, en verano. Porque cambia mucho mi forma de actuar y todo, yo necesito, yo me siento muy cómodo cuando hace calor”.
- “Las horas que no hay luz me influyen a dormir y, si hace frío, estás leyendo y se te quedan las manos frías aunque estés con calefacción”.
- “A las ocho de la tarde, en verano, puedes estar en una terraza o dando un paseo por la playa. En invierno, a las seis de la tarde, es de noche. Yo, en verano no leo porque no soporto el calor. Me doy una ducha, me vuelvo a la cama a dar vueltas, pero no cojo un libro”.
(Profesionales)
Al igual que con el calor o el frío, tampoco las diferencias entre los días laborales y el fin de semana influyen en la misma dirección. Así, unos dicen leer más los días de cada día mientras que, para otros, el fin de semana resulta más propicio a la lectura.
- “Trabajo de lunes a viernes y tengo sábado y domingo fiesta pero leo más en los días de trabajo que en los días de fiesta porque, a lo mejor, estoy fuera y, como no tienes otra cosa que hacer que leer... pero cuando estoy aquí aprovecho para hacer cosas”.
- “Hay días que leo más en el trabajo que los días de fiesta. Los fines de semana, leo más el periódico, el dominical, todo tipo de paginas. Sin embargo, durante la semana, leo más en general”.
- “Leo más los fines de semana. A diario suelo leer más profesional o prensa deportiva o prensa normal. Los días de la semana no suelo coger un libro porque realmente tampoco tengo tiempo”.
- “Entre semana, suelo leer actualidad y laboral y el libro, bueno, lo leo, novelas. A mí me gusta leer y estar mucho rato leyendo. No soy capaz de estar veinte minutos e interrumpirlo. Por eso necesito, en fin de semana, tener dos, tres, cuatro o cinco horas para leer”.
- “El fin de semana, me bajo a tomar mi cortadito porque, entre semana, me levanto a las cuatro de la mañana y, luego, llega el sábado y me levanto a las seis de la mañana. Entonces, me bajo a tomarme un cortado. Me compro el periódico, me tomo el cortadito leyendo el periódico. Los días de cada día me da igual pero el sábado y el domingo lo tengo más relajado y leo más tranquilo”.
(Profesionales)
Las vacaciones, sobre todo las del verano, significan un cambio radical en las rutinas diarias y afectan a la lectura pero, una vez más, en sentidos contrarios a unas y otras personas. Del mismo modo, para unas personas, la playa o la piscina resultan propicias para leer mientras que, para otras, todo lo contrario.
- “En vacaciones, es cuando leo libros, novelas. Sobre todo, en la playa”.
- “Es incómodo. [En la playa], no me puedo poner. Puedo estar bocarriba, bocabajo... llega un momento que no puedo”.
- “En vacaciones, es cuando menos leo porque es cuando más sociabilizo con la gente y cuando menos estoy en casa. En vacaciones, siempre pienso que quiero leer mucho pero acabo leyendo muy poco”.
- “En vacaciones, desconectas total... dejas el libro, dejas el trabajo, lo dejas todo”.
- “Cuando estoy de vacaciones, los libros me encantan, sobre todo, novela. Tengo más tiempo”.
- “Cuando tienes tiempo, en verano, lees mucho, aprovechas las vacaciones y te lees la novela que te ha llamado la atención en algún momento del año. Y la compras y la guardas hasta el periodo de vacaciones y durante las vacaciones te lo lees”.
- “En las vacaciones, sólo leo el periódico. Sí, porque la novela casi siempre la leo en la tarde- noche y, de vacaciones, echo la siesta”.
- “No tengo un diferencia clara entre vacaciones y días laborables. Siempre tengo los mismos hábitos pero, si lo pienso, en vacaciones leo mucho menos”.
En el caso de los adolescentes, aparecen, también, diferencias entre unos y otros. En cualquier caso, a diferencia de los profesionales, las posturas entre los adolescentes son más radicales: o se lee mucho más que durante el curso académico o no se lee casi nada con la excepción de alguna revista o alguna ojeada a la prensa. Aparentemente al menos, estas diferencias se explican, fundamentalmente por el gusto por la lectura de algunos y el rechazo de los otros. Así, los que “leen” durante el curso, leen algo más o mucho más en verano,
- “Leo más en verano, más revistas y más cosas, porque tengo más tiempo y creo que me compro más revistas de más temas”.
- “Yo, si ahora [durante el curso académico] cojo el libro, me leo un capitulo y ya está pero, en verano, como tengo tiempo, me leo tres o cuatro”.
- “Por los estudios, sólo leo en verano, en navidades, cuando tengo tiempo, cuando me puedo meter en el libro y no tengo que estar pendiente de desengancharme y poder disfrutarlo de verdad”.
- “El libro de lectura, durante el curso, es muy peligroso porque, si empiezas un libro y te gusta mucho, el tiempo que le llegas a dedicar al estudio, se lo vas a dedicar al libro, pero seguro.
y los que “no leen” o “leen poco”, no leen nada.
- “En verano, no leo casi nada porque me voy de vacaciones”.
- “En verano, me voy. Tengo una segunda residencia y tengo ordenador pero no tengo Internet. Entonces, claro, esto de voy a Internet ya se elimina. Leer un libro, tampoco, porque yo no leo. Estudiar, no estudio en verano ¡legal!”.
- “Si leo poco entre semana, los fines de semana, nada, y, en vacaciones, tampoco. Las vacaciones son para disfrutar”.
“¿En la piscina? Ni se me ocurre. Sí, acaso, la pegatina que pone detrás del bote de crema”.



La mayor o menor disponibilidad de tiempo para leer, aunque pueda responder a una percepción subjetiva, constituye, cómo no, un importante factor condicionante de la lectura. En este sentido, en términos generales, los profesionales entrevistados (recordemos que son jóvenes, entre 30 y 35 años) dicen leer menos hoy que antes de que empezaran a trabajar.
- “Ahora, sí que tengo que buscar el tiempo para sentarme y abrir un libro. Antes, leía mucho más. No estaba trabajando”.
- “En el colegio me inculcaron la lectura y me bebía los libros. En la facultad, también. Ahora [desde que trabajo], me cuesta más trabajo encontrar momentos de concentración. Noto que me cuesta mucho más”.
- “Siempre me ha gustado mucho leer y he leído siempre, por placer y por la carrera y por todo. Pero, ahora, tengo mucho menos tiempo”.
“Yo leo mucho menos. Los libros los leo mucho menos que antes, cuando no tenía que trabajar todos los días”.
(Profesionales)
La disponibilidad de tiempo para leer queda referida a los usos constriñentes del tiempo determinados por las diversas actividades que se llevan a cabo. Así, en buena medida, la lectura parece propia, exclusivamente, del tiempo libre, del tiempo de ocio y, en esa misma medida, la lectura puede considerarse una actividad de ocio y propia del tiempo libre. Por otra parte, el hecho de que la lectura sea considerada una actividad fundamentalmente individual, solitaria incluso, y que implica un cierto recogimiento, parece hacerla, hoy, más incompatible (que en otras épocas) con una concepción del tiempo libre que se caracteriza por la posibilidad de una pluralidad de situaciones y actividades y que muchas de ellas implican un espacio exterior y un cierto grado de sociabilidad. El fenómeno del fin de semana, la segunda residencia, salir a cenar, salir de copas y a la discoteca, la práctica de deportes, salir con los amigos o de cualquier otra actividad... todo ello permite pensar que, hoy, existen múltiples posibilidades para ocupar el tiempo de ocio, de tal manera que, si en otras épocas, la lectura fuera una ocupación principal del tiempo libre, hoy compite con otras muchas alternativas para ocupar ese tiempo. “Quedar para salir” y “salir”, independientemente de a dónde y para qué es una de las principales actividades del tiempo libre, tanto entre los adolescentes como entre los jóvenes profesionales. Además, “salir”, “quedar”, “relacionarse”, pueden, incluso, considerarse una “obligación social”
- “Las obligaciones sociales son un competidor de la lectura. Es mi caso, en verano, por ejemplo, siempre quiero leer pero luego lo que quiero es estar fuera de casa con la gente que es cuando puedo verla... Quedaría un poco mal no ir con mis amigos”.
- “Me gustaría tener [tiempo] para estar un sábado en el sofá con unas patatas y una coca-cola y tres horas sin moverme, leyendo... Considero que es un lujo. Yo misma pienso ‘tengo que limpiar el baño, tendría que ir a comprar, tengo que...’”.
(Profesionales).
En el caso de los adolescentes, la incompatibilidad percibida entre el “quedar” o “salir” y la lectura es, todavía, mucho mas clara. En este sentido, los recuerdos de los profesionales de sus tiempos de adolescentes confirman, retrospectivamente, que “cuando se empieza a ‘salir’, la lectura cae en picado”.
- “Por mucho que me guste un libro no dejo de salir por los libros”.
- “Yo, en el tiempo libre, no leo. Salgo y eso ¿no?.
(Adolescentes).
Por otra parte, si bien la lectura puede ser considerada un “placer” [Cf. 2.1.], debe tenerse en cuenta que, también, existen otros muchos placeres posibles.
- “Hay muchos placeres y elegimos otros placeres. A lo mejor, tenemos tiempo y, en vez de leer, pues yo tengo el placer de dibujar, o irme al parque... ¡Hay tantas cosas! Quedar con amigos… mil cosas” (Mujer, profesional).

C. Lo que se lee
Ya hemos señalado que, en un primer momento, cuando se pregunta por la lectura, por lo que se lee, la lectura sólo se identifica con la literatura, la narrativa, tanto entre los adolescentes como entre los profesionales. Sólo después de insistir en que la pregunta se interesa por “cualquier” tipo de lectura aparece una enorme diversidad de respuestas, de temáticas y de formatos... Por otro lado, también en un primer momento, “lo que se lee” es referido a la lectura del “tiempo libre”, una lectura “elegida” por gusto, distracción o entretenimiento. Otra vez, hay que insistir para que, en la respuesta, incluyan cualquier tipo de lectura y por cualquier motivo y sea en tiempo de ocio o en tiempo de estudio o de trabajo. Después de la insistencia las lecturas se expresan en términos tan diversos como los siguientes: algo de actualidad, lo que está pasando en el mundo, la prensa, prensa deportiva, ensayo, libros de medicina, lo que voy pillando de aquí y de allá, narrativa, libros de aventuras, libros de mundos imaginarios, cómics, best-sellers, libros de terror, cuentos, los dominicales de los periódicos, libros de fantasías medievales, cosas de mecánica, libros de cosas raras, cosas técnicas, revistas de viajes, libros de ciencia, libros de auto-ayuda, libros sobre los orígenes de las cosas, revistas de actualidad, revista de moda, revistas técnicas, Internet, lecturas profesionales, libros de monologuistas, lo que me caiga, libros de cómicos, de cocina, libros sobre la marihuana, el horóscopo, blogs, libros sobre la guerra civil, libros de intriga, de cosas raras, etc., etc. Veamos algunos ejemplos de cómo se expresa esta diversidad de lecturas y con qué contextos, circunstancias o motivaciones se asocian.
Las mujeres adolescentes
- “En mi tiempo libre, leo alguna cosa así de actualidad, lo que está pasando en el mundo... las noticias actuales de lo que a mi me interesa ¡claro! revistas de actualidad, la ropa que se lleva, los peinados...”“.
- “Sobre todo la prensa... Bueno, también, los libros de aventuras”.
- “Yo [leo] cosas así raras. Las encuentro interesantes, me encanta. Cosas así técnicas... No sé... la ciencia y eso”.
- “... revistas del corazón...”.
- “Libros de aventuras, de fantasía, sobre todo, que mezclen muy bien el amor con lo que es la aventura... y libros medievales”.
- “Sobre todo, me gustan libros de mundos imaginarios y diferentes a la realidad, algo para evadirme. Ciencia-ficción, también, mucho”.
Los hombres adolescentes
- “Siempre me ha gustado leer libros de aventuras y, también, me gustan los libros de terror”.
- “... libros de aventuras, de ciencia-ficción”.
- “... más bien, me dedico a leer la prensa”.
- “Me he leído varios [libros] de monologuistas, que son cómicos. Me encantan, también, los libros de terror, de aventuras, de mundos imaginarios…”.
Las mujeres profesionales
- [Leo] “la prensa y, sobre todo, Medicina, mucha medicina”.
- “Me encantan los dominicales, los periódicos, los suplementos... revistas de viajes o de moda o… femeninas…”.
- “Sobre todo, leo novelas, todo lo que me dejen, lo que me caiga en las manos, y artículos científicos”.
- “Leer, leo bastante... prensa, novelas, sobre todo best-sellers y, bueno, por Internet, también , el periódico y todo esto. El horóscopo, también”.
- “Leo la prensa cuando desayuno entre semana., en el trabajo. Y me gusta leer mucho pero yo leo un poco por autores, según me van, a épocas, Saramago, Benedetti, best-sellers no acostumbro a leer excepto que me los recomienden...”.
- “Leo el periódico normalmente y, por mi trabajo, tengo que pasar todo el día leyendo... proyectos y demás y, luego, por las noches, libros”.
Los hombres profesionales
- “A diario, lo que más suelo leer es la prensa local, nacional y, en ratos más ociosos que tengo, pues, ensayo”.
- “Por motivos laborales, suelo dejar la prensa para la mañana y, para la tarde, que salgo de trabajar, dejo los temas de divulgación o temas que esté estudiando o trabajando”.
- “Leo novelas, cómics y los [libros] de diseño y prensa deportiva”.
-“ Me gusta leer de todo, desde novelas de humor a históricas o ciencia ficción. Leo un poco de todo... prensa escrita y, bueno, sobre todo ahora, en esta época [mes de junio], leo muchas revistas de viajes, un poco de todo. Continuamente estoy leyendo”.
- “... un poco de todo... novelas, artículos de ciencias... si se me cae un cómic en las manos me leo un cómic. El día que pillo prensa, leo prensa. Alguna vez, incluso, con soporte digital. Lo que me caiga”.
- [Leo] “prensa y narrativa... bueno, también, revistas del corazón, más que nada para pasar el tiempo”.
- [Leo] “el periódico y me gusta Internet, blogs y prensa”.

C.1. Criterios para seleccionar las lecturas
Hemos dicho ya que determinadas lecturas son más o menos rutinarias, forman parte de una cierta cotidianidad. La prensa en general y algunas revistas, sean en papel o digitales, son los ejemplos más recurrentes. Sin ser rutinaria, otro tipo de lecturas, las escolares y las profesionales, son más o menos “obligadas” o impuestas por las circunstancias del estudio o del ejercicio y la carrera profesional. Pero, otras lecturas, fundamentalmente las asociadas al tiempo libre, al entretenimiento y a un cierto disfrute, son, más o menos, elegidas, seleccionadas entre una enorme variedad de posibilidades. ¿Cuáles son los criterios de selección para decidirse por una lectura u otra, por un género u otro, por una temática u otra?
Son varios los criterios aparecidos y respecto a ellos no aparecen diferencias sustantivas entre los manifestados por los escolares y por los jóvenes profesionales. Los criterios citados de modo más recurrente son el disponer de información previa sobre la lectura en cuestión, la promoción existente mediante, por ejemplo, la publicidad, la nota de prensa o la crítica. En definitiva todo aquello que contribuya a llamar la atención sobre un libro o lectura. Todo ello puede ser importante para estimular las ganas de leer un libro y/o para y para inclinarse por uno u otro.
- “Por la publicidad que le den a un libro o no. Ahora va a ser la Feria del Libro de Madrid y ya te están diciendo más o menos lo que tendrías que leer. Entonces, dependiendo de lo que oyes, seleccionas o no”.
- “... la promoción que te haya llegado del libro, bien sea una nota de prensa, y te gusta y entonces lo compras”.
- “Me fijo en la crítica. En lo que digan. No sé, hay un libro que no sé ni como se titula que ha vendido muchos ejemplares. Es un libro que leería si tuviese un poco de tiempo, por curiosidad… por la repetición de noticias que he escuchado sobre ese libro”.
Hasta cierto punto, podrían situarse en el mismo nivel la “recomendación” de una lectura u otra por parte de alguna persona conocida y más o menos próxima (amigos, profesores, colegas, familiares...). Esta recomendación puede ser directa – la persona que recomienda una lectura a otra personalmente- o más o menos indirecta como pueda ser, por ejemplo, la derivada del hecho de que varias personas del propio círculo de relaciones la hayan leído y la comenten.
- “Cuando mucha gente dice de lo mismo, que le gusta, ya sientes curiosidad pues si a mucha gente le gusta y ha vendido mucho pues será que está bien”.
- “Suelo ver que opina otra gente que lo ha leído primero; otras veces, con una simple recomendación de un amigo o familiar”.
(Adolescentes)
- “Te comentan un libro, te alaban un libro, ya vas un poco a tiro hecho. Te han hablado bien, te han hablado mal, te ayuda mucho el boca a boca”.
- “Me suelo fiar de las modas [por que] no dispongo de mucho tiempo para leer libros. Suelo leer lo que esta de moda o algún libro que sepa que le ha gustado a mucha gente”.
(Profesionales)
Y ¿quiénes son las personas que recomiendan libros? Los amigos, los familiares más próximos (padres, hermanos y hermanas) y los profesores son los tipos de personas que mayoritariamente recomiendan libros así como las personas a las que más caso se hace en sus recomendaciones.
- “Los amigos, casi todos los que te recomiendan algo, los conoces”.
- [Me recomienda libros] “Mi hermana, que es muy aficionada a la lectura. También, por amigos o, cuando haces cursos, también te recomiendan [libros] sobre diversos temas”.
- “Mi hermano me suele mandar muchos libros, y todos los que me ha recomendado son muy buenos, y luego, pues, los amigos”.
- “Amigos y profesores”.
- “Creo que la mayoría de los libros que he empezado a leer ha sido tanto por recomendaciones de amigos o de familia”.
(Adolescentes y profesionales)
Obviamente, entre las personas más o menos próximas que recomiendan libros, no todos tienen la misma autoridad o “fiabilidad”. Existe una cuestión de confianza previa basada en la proximidad, en el conocimiento mutuo, en el resultado de recomendaciones anteriores...
- “Si me lo recomienda un profe... y es un poco pelma... pero si hay alguno [profesor] así, que sabe tus gustos y todo pues creo que sí”.
- “Si la persona que me lo recomienda, es alguien cercano y que me importe su opinión pues cojo el libro”.
- “Harry Potter”... lo empecé a leer por que me animó mi madre”.
- “Los libros que suelo leer, siempre, es por que me los ha recomendado un amigo o mi hermano”.
(Adolescentes).
- “No suelo guiarme por la moda pero sí que me los recomiendan amistades. Yo suelo leer en base a eso (Hombre, profesional).
En cualquier caso, existen unos condicionamientos previos a los citados como son, por ejemplo, los propios intereses o “gustos” en el sentido de unas u otras temáticas, de unos u otros géneros, de unos u otros autores, etc. En este sentido, también, el conocimiento previo del que pueda disponerse de un autor determinado puede resultar decisivo. Así, por ejemplo, algunos de nuestros entrevistados, se declaran lectores, fundamentalmente, de un autor determinado o, también, de una temática determinada.
-“Elijo por interés, autores que tienen obras que quiero conocer… Por otro lado, por necesidad de seguir completando o ir completando algo que quiero entender y busco por necesidad, vas buscando las referencias… un libro puede llevarme a otro libro de ese mismo autor o otros autores”.
“Y luego también [leo] lo que me llega… que me ofrecen o que me regalan”: El libro regalado puede considerarse una recomendación muy directa y, por esta misma razón, regalar libros puede convertirse en “una cosa muy delicada”. En cualquier caso, regalar un libro es una práctica bastante generalizada. Tantos los adolescentes como los profesionales han hablado de ella y, al parecer, todo el mundo ha recibido alguna vez algún libro de regalo y, en el caso de los profesionales, también lo han regalado. En este aspecto, existen diferencias más o menos significativas entre adolescentes y profesionales. En términos generales, los profesionales, adultos, consideran que el libro es o puede ser objeto de regalo y, además, buen regalo.
- “Un libro es una obra, es un objeto y puede ser una cosa bonita. Es una forma de entrar en otros mundos de otra gente y es una forma de tener memoria de tu misma experiencia, de tu gente, de tus viajes o de tus etapas de la vida. Puede ser un buen regalo”.
“Un libro siempre es un buen regalo. Tiene un valor simbólico y no tiene nada que ver con un regalo como zapatos o trajes o camisetas o algo así”.
- “Que me regalen un libro me encanta. Además, a lo mejor regalas otra cosa, como ropa, y es algo más impersonal. Pero en el momento en que pones una dedicatoria o te has acordado de alguien con un libro y se lo regalas pues ya es mucho más personal”.
- “Si hay un libro que me ha gustado mucho pues lo regalo”.
(Profesionales)
Los adolescentes, por su parte, expresan diversos tipos de reservas al respecto. Todos los adolescentes dicen, sí, haber recibido libros de regalo, sobre todo con motivo de la Navidad, esos “típicos estos regalo de Navidad que no te gustan”. Asimismo, dicen que el regalo de un libro no es el que más gusta y que, si se recibe “se finge un poco”. También son minoría los adolescentes que dicen haber pedido libros como regalo y, desde luego, también, son minoría los que dicen haberlos regalado.
- “A mi hermano, ahora está empezando a leer, se pasa el día leyendo y, entonces, le regalé un libro con la letra enorme”.
- “Regalo libros cuando no se me ocurre nada que regalar”.
- “Creo que nunca he regalado un libro. Creo que hay muchas cosas a regalar antes que un libro”. - “¡Como no me gusta leer pues no regalo, pero sí que me han regalado y he dicho ‘gracias’. Creo que, cuando no sabe la gente que regalar, regala un libro. A mí, me han regalado muchos y saben que no leo. Me los regalan y los dejo en la estantería”.
(Adolescentes)
¿Se leen los libros que se reciben de regalo? En el caso de los adolescentes, puede deducirse del último testimonio, no necesariamente. En el caso de los profesionales, sí, la práctica más habitual es leer el libro recibido como regalo.
- “Siempre que me regalan un libro suelo leerlo. También porque suelo leer cosas de moda. Y cuando generalmente regalan algo es una novela de moda, porque tampoco tienen muchos referentes y tampoco conocen exactamente mis gustos de lectura pues siempre suelen acertar, y me parece un buen regalo”.
- “Generalmente, no me han defraudado. Siempre me gustan los que me han regalado. Tampoco tengo demasiado criterio pero me gusta cualquier tipo de novela”.
(Profesionales)
Ahora bien, “no es cosa fácil regalar libros”. Regalar un libro “es algo muy personal” en la doble dirección, la del que da (dice de sí mismo) y a quien se le da pues exige conocer bien a la persona objeto del regalo.
- [Para regalar un libro] “Tienes que conocer mucho a la persona porque si vas a regalar un libro sin saber muy bien... Vas intentar regalar algo que sepas que pueda gustar, que es entretenido”. - - “Reconozco que me cuesta mucho regalar libros porque es como decir mucho de mí y, a veces, mostrar ignorancia del otro y, entonces, temo ponerme en evidencia”.
- “Cuando a alguien conocido le regalas un libro que sabes que le puede gustar y que no lo tiene pero puede ser que sea a una persona que acaba de entrar en tu entorno y, un poco, le regalas un libro que te ha gustado mucho, un poco como auto-presentación, de decir, bueno mira, para que me empieces a conocer... este libro es una elección mía personal que se corresponde mucho con mi manera de ser y a mí me ha gustado mucho, con lo cual, si lo lees, puedes tener una mejor perspectiva mía ¿no?”.
- [Para regalar un libro] “Depende de la persona. Es complicado. Es fácil por un lado y complicado por otro. A veces, ves un libro y ves a la persona y dices ‘Este [libro] para esta persona. Es que le viene genial’ y, a veces, fallas”.
(Profesionales)
En este punto, no existen diferencias entre los profesionales y los adolescentes.
- “Un libro es muy personal y regalar una libro, no sé. Si no conozco muy, muy bien a la persona y sé lo que le gusta... Yo regalo un libro si sé que lo va a leer”.
- “Libros… no suelo regalar nunca porque no sé… por muy bien que conozcas a una persona, a lo mejor no le gusta el estilo de ese libro, aunque sea un género que sí le guste. No sé, yo libros nunca”.
- “Creo que es muy personal lo del libro. Escoger un libro yo creo que es súper difícil. Por mucho que conozcas a la persona. Yo regalaría antes cualquier otra cosa”.
(Adolescentes)
Por esta razón, las personas a las que más fácilmente se les regala libros son a los parientes más próximos y a otras personas muy allegadas
- “Recibir [libros de regalo] no recibo pero sí que he regalado... A mis abuelos, siempre. Y a mis padres”.
(Hombre, profesional).
- “Cuando regalo algún libro, siempre es a gente muy allegada, muy próxima, que sabes un poquito sus gustos. Es que, cuando regalas un libro, es a alguien bastante allegado, Sabes de sus gustos, que le va a gustar el libro que le regalas y que no lo tiene o que tenía ganas de él”.
- [¿Regalar libros?] “Sólo a mi madre porque lee éstos que son muy gordos… Siempre lee” (Adolescentes).

C.2. Libros que enganchan, libros que aburren
Como ya se puso de manifiesto en “La lectura y sus circunstancias”, que se lea más o menos y/o que la lectura de una misma obra dure más o menos tiempo se relaciona con el interés que despierta su contenido, con el hecho de que uno se “enganche” o no. Adolescentes y jóvenes profesionales dicen “engancharse” o “haberse enganchado” alguna vez, pero sólo los adolescentes – algunos- muestran un rechazo más o menos abierto a la lectura, a la lectura de un libro, sobre todo. “Es que te duermes” dicen algunos y algunas adolescentes. Independientemente del género y de los contenidos concretos de una lectura determinada, entre los adolescentes unos se reconocen más o menos lectores y otros declaran aburrirse con cualquier libro. En definitiva, los hay que son más lectores y otros que lo son menos o que no lo son en absoluto. Un mismo libro, dicen puede enganchar a unos y aburrir a otros.
- “Me regalaron un Harry Potter hace tres años y me dormía leyendo. No podía”.
- “No me gusta, sea de lo que sea, no me gusta leer. Sólo revistas”.
- “Me aburro porque no me gusta… Es abrir un libro y empezar a bostezar”.
- “Soy muy flojo. Coger un libro y sentarme… no puedo. Me cuesta bastante. Me aburren los libros. Para mí, son demasiado grandes... parece que nunca vas a llegar al final”.
(Adolescentes)
En cualquier caso, habida cuenta de que los adolescentes –como ya hemos visto- tienen sus “lecturas obligatorias”, cuando hablan de aburrirse o engancharse a la lectura se están refiriendo a aquéllas que son resultado de su elección o que les han recomendado al margen de sus estudios. En este sentido, al no existir la “obligatoriedad” escolar, pueden decir que una lectura aburrida no existe porque, si aburre, simplemente, se abandona. Por esta razón, sólo se puede leer un libro “aburrido” cuando te obligan a hacerlo.
- “Una lectura que aburre no existe porque en el momento que un libro te aburre no sigues leyendo. Cuando un libro no te gusta, lo mejor es dejarlo”.
- “Si no te gusta un libro pues lo dejas y ya está porque no consigues nada. Si un libro te aburre, fuera”.
(Adolescentes)
Consecuentemente con las consideraciones anteriores, sólo los adolescentes que leen pueden engancharse o aburrirse con una lectura. Y ¿en qué consiste engancharse? Fundamentalmente, en querer llegar al final lo antes posible buscando cualquier lugar y momento que lo haga posible.
- “Hace poco iba en metro e iba leyendo [...] y llegó mi parada. Me bajé y guardé el libro y me quedaba una pagina para acabar el capítulo y me tuve que sentar en el metro para acabármelo”.
- “En cuanto me vicio con un libro no puedo dejarlo. Leer, leer y leer y no hay otra cosa. Leo de mañana, tarde y noche”.
(Adolescentes)
¿Qué es lo que hace que un libro o una lectura “enganche” o no? La facilidad para “engancharse” que te “entren ganas de seguir” leyendo despende, fundamentalmente, de las preferencias o gustos de cada uno y éstos son bastante diferentes de unos adolescentes a otros.
- [Engancharse] “Si un libro te gusta sólo quieres que pasar hojas para ver que pasa en la siguiente. Claro que, si te aburre, normal que nunca llegues al final”.
- “Me gusta el humor. Luego, las novelas de aventuras y de misterio. Son interesantes. Te entran ganas de seguir, tienes curiosidad”.
- “Lo que me engancha es... o sea, estoy leyendo y me siento, así, como viviéndolo, porque si no me atrae, ya no continuo”.
(Adolescentes)


D. Internet y las tareas escolares
Internet y el ordenador, dicen los adolescentes, son muy útiles para realizar numerosas tareas escolares “porque ahorras tiempo”. También, para “hacer los trabajos más atractivos... puedes añadir imágenes”. En definitiva “es muy práctico”. En Internet, “lo que busco, lo encuentro”. Internet ha contribuido, en gran medida, a modificar tanto determinadas pautas pedagógicas como algunas prácticas de los escolares. El pedido de “trabajos” que exigen buscar y tratar una cierta documentación es una práctica habitual para diversas asignaturas, sobre todo de ciencias humanas y sociales, pero no sólo. Además, el propio profesorado informa de los recursos utilizables en la red y recomiendan su uso.
Dicen los estudiantes entrevistados, de modo casi unánime, que sus trabajos “si son de documentación”, la buscan, sobre todo, a través de Internet. Así, dicen, consiguen “mucha más información”, la consiguen más fácilmente y no tienen que “copiar nada”.
- “Suelo hacer el cortar y pegar para muchos trabajos. Cojo de un montón de páginas, lo voy estructurando y, después, cuando me lo leo, borro lo que sobra y retoco lo que creo. También depende de que profesores. Por ejemplo, el de tecnología no se entera de nada… pues, sencillamente, cortamos, pegamos y ¡ya está!” [Risas].
- “Sí, Internet, más que ir a una biblioteca o buscar una revista o lo que sea. Además, es mucho más rápido y mucho más práctico que ir a una biblioteca a buscar cualquier cosa”.
Una vez localizada la información, leen directamente en pantalla y, si se trata de realizar algún trabajo escolar, pueden imprimir, subrayar o seleccionar y resumir e, incluso, “cortar y pegar” directamente sin otro tipo de elaboración del material seleccionado.
La enciclopedia Wikipedia y la página El rincón de vago son los recursos más utilizados por los estudiantes adolescentes, además del Google como buscador.
- “Con el Google se encuentra todo”.
- “Antes, usaba la enciclopedia de siempre, en casa, pero, con la Wikipedia, tienes muchísima más información. Y, para hacer los trabajos a ordenador, es muchísimo más rápido. Si te interesa todo un párrafo, copias, pegas y después lo arreglas como tú creas conveniente. Tampoco lo vas a dejar igual pero no tienes que volver a pasarlo todo. Te ahorra tiempo”.
- “La enciclopedia de casa es totalmente decorativa... porque, entras en Internet, pones tres palabras clave, y ya te salen un montón de cosas”.
- “Sé que es un poco vago pero cuando vas corto de tiempo y el trabajo lo tienes que entregar al día siguiente, es muy útil. También puedes encontrar trabajos ya hechos en El Rincón del Vago… pero, vamos, generalmente, voy a la Wikipedia. Me parece una página interesante”.
Es cierto, también, que el exceso de información que ofrece la red puede, en ocasiones, ser considerado un inconveniente.
- “Pones…yo que sé… geomántica, y te salen veinte mil páginas e ,igual, lo que tú quieres está en dos de ellas. Y, después, cuanto más concreto sea, menos páginas te salen. Es muy difícil acertar a menos que sepas exactamente lo que estas buscando”.
- “[Uso] La enciclopedia de mi casa porque, después de meterme en Internet, me parece una lata porque ¡hay tanta información!”.
No deja de ser significativo que, cada vez que alguna persona citaba El rincón del vago se produjeran risas entre los participantes en las diferentes reuniones celebradas con los adolescentes. Y, también, son curiosas las percepciones que se tienen en relación a la prevención por parte del profesorado al respecto de los usos “poco académicos” de determinadas páginas.
- “Nos suelen advertir de que ya lo han leído entero y que no lo usemos (El rincón del vago).
- “Es mentira… Te lo dicen para asustar”.
- “Hay muchos que se la saben”.
- “Hombre, si tu lo lees, no lo copias igual. Hay que cambiar la expresión”.

E. ¿Leer, escuchar, ver y escuchar?: libros, audio-libros y películas
¿Leer un libro es una actividad ‘natural’? o ¿la manera ‘natural’ de ‘asimilar’ el contenido de un libro es ‘leerlo’? Hasta tal punto la lectura, la actividad de leer está asociada al libro que la posibilidad de ‘escuchar’ un libro, una novela por ejemplo, en lugar de leerla puede ser considerada como ‘no natural’.
- [¿Qué pensáis de los audio-libros?] “Yo no lo veo muy natural... Es que te acabas desconcentrando”.
- “A mí, no me gustaría. Para mí, leer una novela lo asimilo a estar tranquila, tener tu tiempo” (Profesionales)
- “Es que no debe de ser lo mismo escucharlo que leerlo... porque escucharlo lo puedes escuchar y puedes entenderlo y tal pero no es lo mismo. Yo prefiero leerlo, yo sí”.
- “Lo que me cuesta es ponerme a leer, luego, cuando ya estoy ahí, prefiero leer”.
(Adolescente)
Estas actitudes de rechazo, sin embargo, no tienen la unanimidad y algunas personas, adolescentes o profesionales, pueden encontrar diversos tipos de ventajas o alicientes a los ‘audio-libros’, a la posibilidad de escuchar un libro en momentos en los que no es posible leerlos.
- “Si cuentas una cosa bien contada, sea en audio sea de forma personal... es impresionante. A mí me encanta”.
- “Antes, como el tiempo de transporte al trabajo era más largo no me importaba llevar un tocho de libro pero, ahora, como solo tengo de diez a quince minutos, pienso que llevar un tocho de libro no vale la pena y, a lo mejor, en un radio-casette...”.
- “Sí, los libros éstos ya salen en TDF para llevar en la PDA, en el teléfono. Sí que he leído algunos y la verdad es que es mucho más cómodo”.
- “Yo voy caminando al trabajo. Tardo veinte, veinticinco minutos. A mí, el audio libro me iría bien”.
(Profesionales)
O, incluso, hay quien piensa que
- “las ‘cosas se entienden mejor escuchándolas... ves mejor escuchándolas que leyéndolas (Hombre, adolescente).
Todavía existe mayor unanimidad, sin distinción entre adolescentes y profesionales, a la hora de decidirse entre el libro y la película. El libro, dicen siempre es mejor que la película. ¿Se leen más libros que se ven películas?
- “Siempre es mejor un libro... Sí, siempre. De hecho, te has hecho ya tu película y entonces no ves lo que tu te has imaginado” (Hombre, Profesional).
- “Está mucho mejor siempre el libro que la película porque en el libro hay más información… No puedes meter un libro de 1000 páginas. No puedes meter toda esa información en 90 minutos” (Hombre, adolescente).
- “El libro Harry Potter es más completo que la película... El código da Vinci... el libro es mucho mejor que la peli” (Hombre, adolescente).
- “Depende... Si ves la película y, después, te lees el libro, pues el libro pierde mucho. En cambio, si te lees el libro y, después, ves la película, entonces la película es también muchísimo mejor porque, yo que sé, ves cosas y dices ‘¡Ostras! Yo no me pensaba que fuera así’...”.
- “También, te llevas decepciones. Harry Potter, por ejemplo, he leído todos los libros, me encantan, pero la última película no la he terminado de ver porque es que no podía, no sé... La vi en mi casa, pero todas las veces que la intentaba ver me quedaba dormida, siempre” (Adolescentes)
Sin embargo, para los adolescentes, la espectacularidad de las imágenes de algunas películas, sobre todo de ciencia-ficción, dicen son insustituibles.
- “Hay series de televisión... No sé… Futurama” o películas, Star Wars” por ejemplo… Eso [la espectacularidad de las imágenes] en un libro seria ciencia ficción… no te esperas… Las imágenes en una película te ayudan a entender. Es más espectacular” (Hombre, adolescente).
En el caso de los adolescentes, aparece, también, otra particularidad a favor de las películas frente a los libros: dan más lugar a intercambiar comentarios pues las películas son vistas en grupo mientras que los libros constituyen una actividad más individual.
- “Yo pienso que si [los libros] tienen adaptación al cine… los libros que tienen una película son más comentados, creo yo”; “En ese caso, se comenta más bien las diferencias entre el libro y la película” (Hombre. adolescente).

martes, 24 de marzo de 2009

El señor Ibrahim y las flores del Corán


Cartel de la película.



Portada de la edición que hemos leído.

Repetimos este año una lectura que sabemos que tiene gran aceptación entre nuestros alumnos. Se trata de la pequeña novela de Eric-Emmanuel Schmitt, que antes fue una pieza teatral y luego se convirtió en película. La historia se desarrolla en el París de los años 60, concretamente en la calle Azul, donde viven sus dos personajes principales, el señor Ibrahim, un viejo tendero árabe, y Momó, el muchacho judío de 13 años que habita con su padre una triste y oscura casa.

lunes, 2 de marzo de 2009

Aventuras en la Córdoba califal... EL MISTERIO DEL EUNUCO


Nuestra singladura lectora nos lleva, esta vez, a adentrarnos en Al-Ándalus, concretamente en la Córdoba dominada por los árabes. Teniendo como hilo argumental principal los intentos de un padre y su hijo (Hantal Idrissi y Fernando) por resolver un asesinato cometido en la corte del histórico califa al Haken (una intriga excepcional que nos tiene "enganchados" hasta el final), el autor se esfuerza en proporcionar al lector elementos, detalles, que recreen de forma fiel el ambiente (calles angostas y laberínticas, el zoco, la aljama judía, la almedina, el álcazar...) así como los usos y costumbres del mundo árabe (las comidas y bebidas propias del Al- Ándalus, las leyes del Corán, las aficiones...). El mundo novelesco creado representa, además, un ejemplo de convivencia pacífica entre pueblos distintos con diferentes creencias religiosas (árabes, mozárabes, judíos...); hecho que contrasta, precisamente, con la lectura anterior (LAS AVENTURAS DE SAÍD), donde aparecían claros ejemplos de xenofobia y racismo. Precisamente, en relación con esta lectura, hemos comentado como en ambas el papel que ocupa la mujer en la sociedad árabe es secundario y de sumisión con respecto al hombre.

martes, 17 de febrero de 2009

Sesiones de trabajo-Club de lectura-Pepe-El niño con el pijama de rayas

-La primera sesión de lectura de este grupo tuvo lugar el martes 27/1/09. Llevábamos los diez primeros capítulos. Las páginas seleccionadas fueron las siguientes:
CAPÍTULO 1: EL DESCUBRIMIENTO DE BRUNO.
- páginas 10-11, 12 y 17.
CAPÍTULO 2: LA CASA NUEVA.
- páginas 18, 22 y 26.
CAPÍTULO 3: LA TONTA DE REMATE.
-páginas 27, 30-34.
CAPÍTULO 4: LO QUE VIERON POR LA VENTANA.
-páginas 35-37, 40 y 42.
CAPÍTULO 5: PROHIBIDO ENTRAR BAJO NINGÚN CONCEPTO Y SIN EXCEPCIONES.
- páginas 47-50.
CAPÍTULO 6: LA CRIADA CON UN SUELDO EXCESIVO.
- páginas 57-60.
CAPÍTULO 7: EL DÍA QUE MADRE SE ATRIBUYÓ EL MÉRITO DE ALGO QUE NO HABÍA HECHO.
-páginas 66-67.
- página 68.
- página 69-74.
- página 75-77.
- página 81-82.
CAPÍTULO 8: POR QUE LA ABUELA SE MARCHÓ FURIOSA.
- páginas 85-89.
CAPÍTULO 9: BRUNO RECUERDA QUE LE GUSTABA JUGAR A LOS EXPLORADORES.
- páginas 96-97.
CAPÍTULO 10: EL PUNTO QUE SE CONVIRTIÓ EN UNA MANCHITA QUE SE CONVIRTIÓ EN UN BORRÓN QUE SE CONVIRTIÓ EN UNA FIGURA QUE SE CONVIRTIÓ EN UN NIÑO.
- páginas 98-99 y 100-107

-A esta sesión asistieron los siguientes alumnos/as:
Iván Jiménez Cañate, Pedro José Molina Fernández, Silvia Sales Briales, Carolina Castro Navarro y Andrés Toro Carvajal.
-En estos diez primeros capítulos se presenta la trama, aparecen los personajes y se desarrollan las familias de Bruno y Shamuel, enfrentando el mundo de Berlín frente al mundo de Auschwitz.
Con la selección de las páginas ayudamos a nuestros lectores en las cuestiones 2, 4, 6, 7, 8 y 9 de la ficha de lectura que deben entregar a su profesora de lengua y literatura.

-La segunda sesión tuvo lugar el 17/2/09. Llevábamos los diez siguientes capítulos, es decir, hasta el final del libro. Las páginas seleccionadas han sido:
- CAPÍTULO 11: EL FURIAS.
- páginas 108-109.
- CAPÍTULO 12: SHMUEL BUSCA UNA RESPUESTA A LA PREGUNTA DE BRUNO.
- páginas 119-120.
-CAPÍTULO 13: LA BOTELLA DE VINO.
-páginas 135-136.
-CAPÍTULO 14: BRUNO CUENTA UNA MENTIRA MUY RAZONABLE.
- páginas 142-145.
-CAPÍTULO 15: UNA COSA QUE NO DEBERÍA HABER HECHO.
- páginas 150-152, 154-155, 157-158.
-CAPÍTULO 16: EL CORTE DE PELO.
-páginas 164-165.
-CAPÍTULO 17: MADRE SE SALE CON LA SUYA.
- páginas 173.
-CAPÍTULO 19: LO QUE PASO EL DÍA SIGUIENTE.
- páginas 187-188, 189-192.
-CAPÍTULO 20: EL ÚLTIMO CAPÍTULO.
- todas las páginas.

-A esta segunda sesión asistieron los lectores Iván Jiménez Cañete, Silvia Sales Briales, Pedro José Molina Fernández y Andrés Toro Carvajal. Sólo los dos primeros se habían leido por completo el libro.
-En estos diez siguientes capítulos tiene lugar el desenlace de la obra. La amistad de Bruno y Shamuel se ve reforzada, se presenta el ambiente de opresión a los prisioneros, la madre con los niños deciden volver a Berlín y Bruno junto con Shamuel organizan su última gran aventura de exploración que tendrá tan trágico final.
Al final de la sesión les enseñé fotos reales del holocausto nazi junto con fascímiles de periódicos de la época. Aunque imágenes duras, creo que les ha ayudado a situar en su contexto histórico esta obra de ficción, al tratarse de alumnos/as de tercero de ESO, pueden soportarlas situando la acción de la obra: el pijama de rayas, aspecto delgado de Pavel y Shamuel y del resto de los prisioneros, alambradas y cámaras de gas.
EL MATERIAL LO HE DEJADO EN EL ARMARIO DEL CLUB DE LECTURA DE LA BIBLIOTECA. EL TOMO ES ROJO Y LOS FASCÍMILES ESTÁN DENTRO.

-Creo que el libro, aunque en su totalidad lo hayan leido la mitad de los lectores, les ha gustado mucho y les ha aparecido muy interesante, aunque sus nociones de historia sean más bien vagas. Ha sido mi intención con la visión de las imágenes reales y con la selección de las páginas escogidas, el insisterles en las ideas de fanatismo, intolerancia, totalitarismo, holocausto,..., cuestiones que se desarrollan en la ficha de lectura que de común acuerdo con la profesora de lengua de este curso, acompaña a la lectura de este libro.
-La ficha de lectura me parece apropiada. Me remito ha lo ya comentado. Quizás algo extensa, pudiendo refundir algunas preguntas ante su déficit en historia contemporánea.
-Propuestas de mejora: tratar de adaptarnos a la exigencia de trabajo en el nivel de tercero. La profesora les comentó la posibilidad de leer el Lazarillo de Tormes en el resto del trimestre, yo también se lo he recordado, pero no han parecidos muy entusiasmados con la idea. Por lo tanto de común acuerdo con su profesora de lengua hemos decidido retomar las sesiones de lectura ya para el tercer trimestre próximo.

martes, 3 de febrero de 2009

POEMA DE GILGAMESH


La semana que viene empezamos con las aventuras de Gilgamesh y Enkidu, una hermosa aventura de amistad, que es la primera narración escrita de la historia, en la que aparecen una serie de motivos que se repetirán posteriormente a lo largo de toda la literatura universal: la bajada a los infiernos, el diluvio universal, la relación entre dioses y hombres, etc.
Volveremos a vernos en los comentarios.
Hasta pronto.

jueves, 15 de enero de 2009

Antonio y Cleopatra, de William Shakespeare


Estamos acabando esta emocionante tragedia de William Shakespeare. Nos queda el último acto, el quinto, suficiente para haber comprobado que el gran soldado Marco Antonio, en manos de su amante, la reina de Egipto, perdía su fiereza. Vamos a trabajar un poco en la vida de su autor, en el argumento de la tragedia, en el carácter de los personajes y en las versiones cinematográficas de esta obra. Pronto tendréis informaciones de sus lectores.

jueves, 11 de diciembre de 2008

CONTRA EL RACISMO Y LA XENOFOBIA


Hola, me llamo Javier, soy profesor de Lengua y este año tengo el privilegio de participar en el Club de Lectura de este instituto. La verdad es que la puesta en común con mi grupo de alumnos ha sido muy amena y productiva. La aventura de Saíd, de Josep Lorman, el libro elegido, ha dado pie a numerosas reflexiones acerca de la intolerancia racista y xenófoba; nos ha hecho pensar acerca de la rabiosa actualidad que tienen estos y otros aspectos del libro (el rol de la mujer en las diferentes culturas, la influencia religiosa en nuestras decisiones, la existencia o no de corrupción policial...). Os animo a su lectura.

Mi grupo de alumnos de 4º de ESO C está formado por Óscar Guerrero, Alejandro Pérez, Paula Pérez, Lucía Romero, Carlos Jesús Salado, Guillermo Vera y Meilli Zhan.